La crisis del "subprime" llega ya a las familias en EEUU. Aumentan los desahucios y las viviendas pierden valor
L.G. La crisis hipotecaria estadounidense, tan citada en los últimos meses como una de las causas del frenazo económico mundial, ya ha pasado de ser una mala noticia en los medios a tener dolorosas consecuencias reales para las familias estadounidenses. A la cifra récord de desahucios del último trimestre de 2007 se une la reducción del patrimonio inmobiliario de los hogares a su menor porcentaje en más de medio siglo, que amenaza el consumo y aviva la perspectiva de recesión.
Los datos de la Asociación de Bancos Hipotecarios de EEUU muestran que la crisis inmobiliaria se agudizó a finales del año pasado, cuando los desahucios alcanzaron un volumen récord. En el ultimo trimestre del pasado año, más de un 2% de las hipotecas estadounidenses estaban en proceso de ejecución por falta de pago, frente a casi el 1,69% durante el tercer trimestre del año, y el 1,19% de finales de 2006.
La mayoría de ellas son hipotecas de riesgo, o subprime, otorgadas a personas con un mal historial de crédito durante la época de la bonanza inmobiliaria, aunque también han aumentado los desahucios de personas que firmaron hipotecas normales, prime, a plazo variable.
Seguirán los embargos
La pesadilla parece que no ha hecho más que comenzar para muchas familias estadounidenses. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, considera “probable” que continúen aumentando los impagos y los embargos inmobiliarios durante “un cierto tiempo”, debido al elevado número de hipotecas subprime y a la bajada de precios de las viviendas.
El valor de las casas descendió casi un 9% en el cuarto trimestre de 2007 con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone la mayor caída registrada en los últimos 20 años, según la agencia de evaluación de riesgo Standard & Poor’s.
Esta reducción de precio impide a los propietarios vender el inmueble y devolver el dinero al banco o renegociar la hipoteca con términos de pago más favorable, lo que, en muchos casos, termina con la vivienda en manos de los bancos. Pero esta medida supone también una pérdida de dinero para los prestamistas, por lo que Bernanke les ha instado esta semana a que perdonen parte de la deuda a los acreedores.
En opinión del patrón de la Fed, la situación necesita “una respuesta vigorosa”, que no sólo ayudaría a los hogares perjudicados, sino al “conjunto de la economía”. Las declaraciones de Bernanke llegan poco después de que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se mostrase reacio a poner en marcha un plan de salvación para los prestatarios en dificultades por la crisis inmobiliaria, al considerar que este tipo de medida serviría sobre todo para salvar a los especuladores o los bancos.
Mientras, las familias que siguen con sus pagos regularmente también sufren por la crisis, ya que el patrimonio inmobiliario de los hogares cayó al 47,9% del valor del mercado de las viviendas, su menor nivel desde la posguerra.
Menor riqueza
A la pérdida del valor de las casas, el principal bien de los estadounidenses, se unen los malos resultados de sus inversiones en bolsa, lo que ha hecho que la riqueza de los hogares cayera por primera vez en cinco años durante el último trimestre de 2007, según la Reserva Federal.
Además, el elevado precio del petróleo y la destrucción de decenas de miles de trabajos en febrero ha abierto un agujero en el bolsillo de los consumidores y ha convencido a muchos analistas de que EEUU está sumido en una recesión.
El gasto de los estadounidenses genera el 70% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, por lo que su freno acerca al país a la contracción económica.
“Estamos ya en una recesión o lo estaremos este año”, auguró John Schmitt, del Centro de Análisis Económico y de Política, quien está convencido de que ésta será más aguda que la última, ocurrida en el año 2001. De la misma opinión es Joseph LaVorgna, economista jefe para Estados Unidos de Deutsche Bank, que prevé que el PIB estadounidense se contraerá este trimestre el 0,5%, en términos anuales y el 0,3% el siguiente trimestre.
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